jueves, 9 de julio de 2020

He vuelto.

Llega un momento en el que, dadas sus circunstancias personales, uno decide ocupar parte de su tiempo intentando hacer algo nuevo. Dejé de escribir desde hace ya una larga temporada. La principal razón fue el agotamiento laboral, aunque también influyó la falta de reconocimiento, la falta de recompensa y el no poder opinar sin que viniese algún cretino a tocarte la moral. Tampoco creía en el valor de la crítica, o mejor dicho, de esa práctica que consiste en poner a parir el trabajo ajeno. Porque eso es lo que ocurre a día de hoy en infinidad de blogs dedicados a esto de las críticas cinematográficas. No eres cool si no pones a parir de mala manera el trabajo de los demás. Es muy cómodo sentarse delante de un ordenador o ponerse a ver una película para tocar los cojones cuestionando el esfuerzo que los demás han hecho para ponerte su trabajo delante de las narices. Aunque ese trabajo esté pensado sólo para ganar pasta. Detrás de ese producto que tú criticas sin pudor hay un grupo de personas que tienen que comer. Comer, comemos todos. Cagar también. Y si no comes porque no tienes dinero para pagarte la comida, no cagarás. Ojalá fuese esa la única mierda que hay en el mundo, pero no es así. Entras en cualquier red social, en cualquier blog de tres al cuarto, y te encuentras inmundicia, basura vomitada sobre el arte que debería hacernos gozar a todos. Y no.

He aquí mi declaración de principios. Me importa muy poco que se me critique, ataque o cuestione por defender cintas como la última trilogía de Star Wars o la enésima entrega de acción por acción. Si encuentro valores positivos en esas películas, los resaltaré. ¿Eso quiere decir que voy a hablar "bien" de todo lo que vea? Por supuesto, porque no es lo mismo hablar bien de algo que el hecho de que no te haya gustado. No es difícil de entender.

Podéis llamarme Pey, he vuelto, y voy a por todas, os guste o no.

Ah, me podéis encontrar en Twitter: @The_Pey_2_0

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