viernes, 22 de diciembre de 2017

Star Wars: Los últimos jedi


Star Wars: Los últimos jedi

Reseña:

Tras dos años de espera, y con el sabroso aperitivo de Rogue One (Una historia de Star Wars, Gareth Edward) el año pasado, ya está aquí el nuevo capítulo de la saga galáctica, Star Wars: Los últimos jedi, escrito y dirigido por Rian Johnson (Looper, 2012). Antes de comenzar con la mandanga propiamente dicha diré que mi reseña va a levantar ampollas, simplemente por el hecho de que me ha gustado y me ha parecido una muy buena película. Por supuesto, he de aclarar que lo que estoy escribiendo aquí no es una crítica, es una opinión, por lo que soy libre de exponer lo que me venga en gana sin miedo alguno a que se me rebata, discuta y respete. Porque, señoras y señores, ese es el principal problema de la gran cantidad de textos publicados en referencia a esta estupenda película: el hecho de poner en duda el criterio de los demás. Escribir es gratis, opinar también, y a día de hoy hasta un chimpancé tiene una cuenta de Twitter, Facebook, Instagram o cualquier otra red social (o pozo de mierda, según el día que tengamos). Y, como digo, es algo totalmente gratuito, como lo son muchas de las expresiones que uno ha tenido que soportar antes, durante y después el estreno de esta película. Porque es eso, una película, y como toda película perteneciente a una franquicia, tiene seguidores, o "fans".

¿Qué es un fan? La Real Academia Española define fan como un "admirador o seguidor de alguien" y como un "entusiasta de algo". No dice nada de lo que es un "fan de Star Wars", y sin embargo, muchos blogueros y tuiteros de poca monta (sin faltar, simplemente les estoy definiendo como lo que son) han decidido lo que es un verdadero seguidor de esta saga. Básicamente establecen, sin yo saber muy bien en qué se basan para tal afirmación, que un verdadero fan no aprobaría este nuevo episodio de la saga. Permitidme que me ría, pero en su cara.

¿Qué es Star Wars: Los últimos jedi? Para un servidor estamos ante una de las mejores entregas de la saga. Si bien ese puesto sigue reservado para el Episodio V, Los últimos jedi ha redefinido por completo los cánones de la saga, para bien. La libertad creativa con la que Johnson se ha puesto al frente de esta película, tanto en guión como en dirección, le ha permitido entregar un producto arriesgado y totalmente nuevo, mucho más de lo que pensaríamos muchos seguidores (fieles o no, que luego algunos tenemos la piel muy finita y se nos nota). Y he ahí el principal problema, que nunca llueve a gusto de todos. Este Episodio VIII es sin duda el mayor ejemplo de secuela atípica que tiene todas las papeletas para llevarse una buena somanta de hostias. Pero no nos equivoquemos, ello no es debido a su carencia de calidad (la calidad se tiene o no, esto sería también un punto a recordar a muchos redichos que van de listos por la vida), sino a que las comparativas son odiosas. ¿Comparativas con qué? Con el antiguo Universo Expandido. Que sí, que a todos nos hubiese gustado ver en imágenes la Trilogía de la Nueva República, pero no ha sido así, y hay que aceptarlo. Si se quiere revisitar esa saga ya están las tres novelas o los cómics. Es más, me aventuro a decir que no hubiese sido posible adaptar dichas novelas al cine debido a la situación actual de los protagonistas de la trilogía original. En este sentido, hay que tener también en cuenta que los seguidores no son los que hacen la película, sino los que pasan por taquilla, y hay un riesgo inherente a este hecho, que no les guste lo que vean. Pero ojo, no es lo mismo que un film no te guste y que este film sea malo. The last jedi no es malo ni peor, lo siento, sino todo lo contrario. Es un capítulo que fractura por completo todo lo que ya conocíamos y afianza las bases de lo que supondrá esta nueva trilogía iniciada por J. J. Abrams y superada ampliamente por Johnson. Y como ya he dicho al comienzo de mi reseña, lo hace para bien.

La historia arranca justo donde terminaba el remake, perdón, el Episodio VII. Que esto quede claro, me gusta el Episodio VII y me parece una entrega muy competente, pero huele a refrito y eso nadie nos lo debería negar. Es una cinta entretenida, ágil, divertida, con toques oscuros, muy bien dirigida y con mucha nostalgia. Y ese es su talón de Aquiles, la puñetera nostalgia que nos impide alcanzar algo nuevo y fresco. Por suerte, el primer gesto de Luke Skywalker con el sable láser en este Episodio VIII deja bien claro que los tiros van a ir por otra parte. En la película, la Primera Orden se ha vuelto más fuerte y tiene acorralada a la Resistencia, liderada por la General Leia Organa (Carrie Fisher). Mientras, en el Templo Jedi de Ahch-To, la joven Rey (Daisy Ridley) tendrá que descubrir su papel en esta guerra, con la ayuda o no del viejo jedi Luke Skywalker (Mark Hamill). Paralelamente, el piloto Poe Dameron (Oscar Isaac) se pone al frente de una misión para intentar destruir un acorazado de la Primera Orden.

El argumento de la película mola porque ofrece muchas respuestas a los enigmas planteados en la entrega anterior, pero le sobra la subtrama del acorazado. Sin ella la película hubiese quedado mejor, sin duda alguna. No obstante, su inclusión no es molesta, ni la participación en ella de ciertos personajes. Lo que realmente importa es el tríptico que aquí forman Rey, Kylo Ren y, por supuesto, Luke. Mark Hamill hace un trabajo realmente impresionante pese a no estar de acuerdo con la dirección que han elegido para su personaje.

En lo que se refiere al humor y a esa odiosa comparativa que muchos han hecho de esta entrega con La loca historia de las galaxias, tan sólo diré que estoy completamente en desacuerdo, y que ya quisiera Mel Brooks estar a la altura de una cinta de este calibre. Las notas de humor aportan frescura y ritmo, no veo en ellas problema alguno.

Es difícil escribir sobre una película en la que precisamente lo que importa es la cantidad de giros y sorpresas que encierra, por lo que me veo obligado a parar aquí, simplemente dejando bien claro que tanto los sorprendentes (y reducidos) escenarios como la banda sonora de John Williams o los efectos especiales están a la altura de las expectativas.

Para finalizar, quisiera formular un par de preguntas. La primera, ¿que Star Wars: Los últimos jedi no tiene nada que ver con la saga creada por George Lucas? No haberla vendido.

¿Está recibiendo una campaña de odio desmesurada? Por supuesto, porque odiar es gratuito y fácil, y parece ser que hay mucho pre-púber que no tiene otra cosa mejor que hacer que vomitar bilis en las redes sociales clamando al cielo para que desechen la película del canon oficial y vuelvan a rodarla como a él le hubiese gustado. Por ende, las reacciones a la película vienen a poner de manifiesto que el grado de idiocia que la sociedad puede alcanzar por temas tan banales como el que nos ocupa sobrepasa lo estratosférico. Mientras esa gente cumpla su papel, yo cumpliré el mío.

A los demás os digo: Disfrutad de la película.

Nota: 8.


Por @The_Pey_2_0

domingo, 12 de febrero de 2017

Hater II: Vanagloriarse de ser un ignorante



Teniendo en cuenta que ciertos redactores no dan muestras algunas de respeto ni hacia sus lectores ni hacia aquellos que puedan discrepar con su punto de vista, tampoco debería andarme con rodeos a la hora de redactar el presente artículo y, de hecho, no lo voy a hacer.

Efectivamente, como reza el encabezado del artículo publicado en el panfleto Tentaciones, de El País, "lo que hay que leer". Haré una retrospectiva y comenzaré recordando mi artículo acerca de los llamados "haters" y su lamentable e innecesaria existencia en el mundo del arte. Remarcaré que un hater no es más que un imbécil y, dentro de su condición de imbécil, hay que matizar que encierra varias categorías, siendo una la que corresponde al llamado "imbécil tocapelotas", aquel que siempre creerá que tiene la razón en todo y que, por ende, intentará convencer de que es quien posee la verdad absoluta alegando que el contrario no tiene ni puta idea. "Reconoce que tus gustos son una mierda", "Qué mal gusto tienes, no me jodas" o "Reconoce que no tienes ni puta idea de cine" podrían ser tres frases recurrentes que se amoldarían a la manera de entender la vida de este formato de especímenes. Y aquí tenemos a uno de ellos, una persona que no ha tenido ni siquiera la valentía de firmar su artículo. Un titular como el de Supéralo: 'Blade runner' no es para tanto y podemos demostrarlo sólo podía proceder de un suplemento tan prepotente, rancio y falsamente progre como Tentaciones, un panfleto de cuarta que lleva ya varias décadas demostrando que más allá de su verborrea y su cruzada contra todo aquello que no consideran adecuado para el arte dentro de sus cuestionables parámetros, no hay nada más que ignorancia y pedantería vacua a partes iguales. Y con este artículo ya han tocado fondo, no sólo por el hecho de que NO DAN SU OPINIÓN, sino porque se muestran incapaces (de pura torpeza) de argumentar de forma creíble sus ideas.

Nosotros, como buenos haters, vamos a desmontar uno de los mitos más sobrevalorados de la historia reciente. Prepare sus defensas, mantenga la calma, y proceda a "retirar" a todos estos replicantes del pensamiento único. Señores, ser un hater no mola, no es algo de lo que enorgullecerse, sino todo lo contrario, es algo de lo que avergonzarse y motivo más que suficiente para quedarse recluido en casa con el mero fin de no contagiar al resto del Universo con su soberana estupidez. Porque, odiar el arte no es sano, es algo repudiable que entra en la tónica de muchos que creen que tienen la verdad absoluta acerca de lo que dicen, escriben y hacen. Y aquí entra tanto el odio al cine en general como el odio al cine fantástico en particular. El País lleva años y años declarando la guerra a todo el cine de género, incluyendo a guerreros como Guillermo Altares, Miguel Ángel Palomo, Antonio Albert, y por supuesto, varios individuos de la plantilla de Tentaciones (que después pasó a ser Ep3 y ahora vuelve a tener este nombre que se las trae).

Desgraciadamente, en esta corriente de odio generalizado participan numerosas webs, usuarios de Internet, artistas diversos (en mayor o menor grado de frustración) aficionados y críticos (o más bien reseñistas), que contribuyen a que se retroalimente por mero contagio. Por otra parte, la calma es difícil mantenerla si ya predisponemos al lector a estar a la defensiva ante una inminente sarta de majaderías purulentas y recalcitrantes.

Literalmente, en el artículo podemos leer: A todo el mundo le tiene que gustar Blade runner, incluso sin haberla visto. "Cada vez que vemos un plano con Harrison Ford corriendo entre niebla, humo y neones publicitarios, se nos tiene que caer la boca al suelo y estamos obligados a decir eso de "qué adelantados a su tiempo". No hay lugar para la crítica. Si a Blade runner le quitas el barrio chino, la niebla y las luces indirectas se queda en un escenario de cartón piedra con unos personajes muy poco trabajados y unas actuaciones más efectistas que emocionales. Los cazafantasmas tenía mejores efectos especiales y no nos la tomamos tan en serio. Lo primero, se escribe Blade Runner, y no, no hace falta, no es obligatorio que te guste, ni mucho menos. Pero en este caso el mero hecho de que no te guste y el comentar sus virtudes como si de defectos se tratase deja muy claro que lo tuyo no es entender de cine. Lo siento, pero es así. Y no, con ello no hay lugar para la crítica, pero por lo visto sí para la rabieta de colegial. Comparemos ambos títulos como hace el artículo, Cazafantasmas y Blade Runner. Ambas se vanaglorian de unos FX de impresión y una escenografía que quita el hipo, especialmente la  que ha servido como fuente de discordia, y de hecho fue tal su influencia y repercusión que a día de hoy podemos encontrar algún título que nos la recuerde. Pero claro, igual al autor de esta basura tenemos que explicarle antes lo que es una pintura mate y lo mágico de todo el proceso de creación de una película durante aquel tramo de la historia del cine.

El punto 2 ya cae directamente en la descalificación, y lo destaco aquí porque merece la pena dar a conocer la clase de periodismo que se hace a día de hoy:

Idioteces a las puertas de Tannhäuser

Una sociedad absurda repite cosas absurdas. "Yo he visto cosas que vosotros no creeríais. Naves de ataque en llamas más allá de Orión. He visto rayos C brillar en la oscuridad, cerca de la puerta de Tannhäuser". Esta coletilla improvisada por un actor en un momento de enajenación mental se ha convertido en un tótem de la ciencia ficción y no tiene ningún sentido. Ninguno. El bueno de Rutger Hauer, el replicante rubiazo, todavía se debe partir de risa todas las mañanas pensando que su diarrea mental tras una probable resaca se ha convertido en el padre nuestro de una generación sci-fi que se lo traga todo. La frase acaba con aquello de las lágrimas en la lluvia, que bien podría ser la poesía de carpeta de un chaval de secundaria. Hay que explicarle a este ente que estamos tratando ciencia-ficción, como tal. Y que a día de hoy estas palabras pronunciadas por Roy siguen haciendo que se pongan los pelos de punta a más de uno, que seguramente tendrá más sensibilidad y cultura cinematográfica que el que ha escrito esto.
En lo que al último punto se refiere, ya rizamos el rizo con esta insolente e ignorante frase: Cuando ya creíamos que el hype de la película había pasado, tenemos que soportar Blade Runner 2049 y todo el vertedero de información que va a traer consigo. Lo primero, déjense de anglicismos como hype y tengan más respeto a sus compañeros de profesión alegando que habrá un "vertedero de información". Posteriormente, se procede a hablar mal de gente como Villeneuve, Ford o Gosling... En fin, lamentable.

Finalizado el artículo, sólo nos queda la sensación de que este señor, o señora, o colegial (repito que esconde su identidad), ha soltado un vómito sin argumentar nada que justifique su odio encarnizado y excesivo.

Una cosa es, efectivamente, tener una opinión y compartirla, y otra muy diferente dejar claro que no se tiene ni puta idea y, lo peor, enorgullecerse de una ignorancia totalmente fustigable. La pena es que mientras mucha gente se muere de hambre, otros pseudoescritores tienen la suerte de compartir su mierda ganándose un sueldo por ello. En este sentido, le aconsejo al redactor de esta supina imbecilidad que se lea la novela de Philip K. Dick que dio pie a la película de Ridley Scott mientras de fondo escucha la banda sonora de Vangelis, dos maestros a los que no ha hecho mención alguna por puro desconocimiento. También le aconsejo que lea el fabuloso libro de Paul M. Sammon, Cómo se hizo Blade Runner: Futuro en negro, sobre la realización de la película, así podrá hablar con gente de nivel. Y, por último, que busque en el diccionario la palabra humildad. De nada.


Y aquí leer el amago de escritura que ha publicado Tentaciones:

http://elpais.com/elpais/2017/02/08/tentaciones/1486558277_855896.html?id_externo_rsoc=FB_CM


Por @The_Pey_2_0