Se me acumula el trabajo, señoras y señores. Se me acumula tanto que no sé ni cómo demonios organizarme. ¿Qué hago con mi vida? ¿Qué hago con el tiempo que tengo libre? ¿Y con el que tengo que ocupar? La verdad es que no tengo ni idea, así que he decidido escribir, otra vez... a ver si esto me da algo de marcha. Dado que, por desgracia, lo que mueve este farragoso mundillo de la escritura es la mera pirotecnia y los comentarios incendiarios, voy a caer en el amarillismo más exacerbado pero, cómo no, fiel a mis principios y sin faltar al respeto.
En el momento en el que escribo
estas líneas aún no he visto la última y
muy esperada cinta de Zack Snyder, Batman v Superman: El amanecer de la
justicia, aunque en unas horas voy a poner remedio a eso, acompañado de
dos de mis amigos de referencia vital. Sin
embargo, creo que, a pesar de no haber visto la película que está dividiendo,
de nuevo, a crítica y aficionados,
puedo hacer una serie de declaraciones con las que ir a saco. ¿Qué os parece la
reacción de la crítica a la película? Yo no he leído nada a fondo porque
realmente quiero evitar que me destripen la cinta, simplemente he leído algún
que otro titular, y con eso he tenido suficiente. Sé que la película me va a
gustar porque me encantó El hombre de
acero, al igual que todo lo que ha hecho Zack Snyder con anterioridad. Ya
me dejó alucinado con ese pedazo de obra maestra que es Amanecer de los muertos, y lo repitió con sus posteriores obras, a
falta de ver una de ellas todavía. Lo que me lleva a afirmar que la crítica
odia a Zazk Snyder, como odia el cine de género. Es un hecho constante que todo
aquel que dice "adorar el cine" odia el género fantástico. Es una
realidad tangible y perfectamente demostrable. Cuando tú conoces a alguien y te
dice la trillada frase "me encanta el cine", ten por seguro que no
vas a poder acompañarle a ver una película de género. Esa clase de personas no
entienden lo que el fantástico representa en ninguna de sus vertientes. Son tan
limitadas que si dices que te gusta la ciencia-ficción pensarán en marcianitos,
si dices que te gusta el cine de terror te dirán que "no les gusta la
sangre", etc., etc. Y seguramente si propones una película, aunque no
tengan ni puta idea de qué trata, te dirán que es un rollo. Es así. Es real. Pues
con la crítica oficial, la que gana dinero, la que vive de masacrar el trabajo
ajeno, la que define (o quiere definir) el comportamiento del espectador, pasa
lo mismo. Porque la crítica no es sino otro mecanismo de control de la
sociedad. Quieren determinar lo que somos, lo que padecemos, lo que sentimos,
lo que opinamos. Y ellos son incapaces de ver más allá de los cuatro títulos de referencia para todo
cinéfilo de pro. Una cosa es opinar, y otra muy diferente es hacer lo que
hace este colectivo. Aquí no sólo meto, evidentemente, a la crítica seria
(repito, la que se llena los bolsillos gracias a su labor), ya sea de un lado
del charco o del otro, sino a alguna que otra página que se basa en el puro desprestigio y en el mal periodismo cinematográfico,
sentando cátedra y ofreciendo un simple manual de comportamiento. Cómo no,
me refiero a sitios web como www.blogdecine.com, entre tantos otros. Ofrezco la
posibilidad de entrar a visitar este curioso sitio en el que sus principales
responsables llevan a cabo una maniobra
de ataque sanguinario contra todo lo que consideren inaceptable rozando a
veces (y cada vez más frecuentemente) lo enfermizo. Ojo, cada uno puede opinar
lo que quiera, pero con criterio, por favor, y dejando un hueco a las opiniones
contrarias.
A título ilustrativo, frases como
estas son las que podemos encontrar en centenares de sitios porque lo que prima
en este mundo en el que nos ha tocado vivir es lo negativo, lo malo, el ataque
implacable: Supergirl es una catástrofe
de película que ni siquiera sabe aprovechar los escasos elementos que podrían
ayudar a elevar un poco el resultado final. Con todo, si eres un hijo de los
ochenta y te marcó de pequeño quizá la recuerdes con cierto cariño, pero soy de
la idea de que es más por los recuerdos que te trae que por sus auténticas
virtudes, así que os recomiendo que siga así en vuestra memoria de ser el caso.
Yo aún no la había visto y su nivel es el que es... Este texto viene de la
mano de Mikel, uno de los habituales en el anteriormente citado blog. Y digo yo, ¿qué pasa si volvemos a disfrutar de la
película hoy día? ¿Significa eso que no tenemos ni idea de cine? ¿No podemos
retrotraernos a nuestra infancia y disfrutar como enanos con esta película
simpática e ingenua? Parece ser que ellos no, porque están por encima de
todos, y se permiten el lujo de dejarlo claro, haciendo recomendaciones que no
debería seguir nadie con dos dedos de frente. Esa es la lástima... No estoy
defendiendo Supergirl como una buena
película, porque no lo es, ya que encierra fallos importantes. No obstante, eso
no me impide poder disfrutar de ella, porque me resulta interesante, divertida,
simpática y entrañable. Seré idiota. En cuanto a este planteamiento, el mero
hecho de que me guste Superman IV, la
nefasta última entrega de la saga protagonizada por el mejor Superman de todos
los tiempos, Christopher Reeve y producida por la extinta Cannon, no me impide
reconocer sus claros errores y su cutrerío
de la propuesta, lastrada por el paupérrimo presupuesto y el afán racanero
de sus productores. Pero tampoco niego que no sea molona y que sea puro cómic.
Yo disfruto, no sufro con el cine, ni impido que los demás lo hagan. Puedo
sufrir con Gran Hermano, Sálvame, Crepúsculo, pero me basta con no verlo. Ni
tampoco entro en comparativas de cualquier reality-show de la telebasura de hoy
día y el cine (sí, cine) de Michael Bay.
Este es el punto clave. Parece
ser que el mero hecho de disfrutar BvS
es suficiente para que se te tache de ignorante o fanboy. Montones de comentarios ofensivos y desagradables inundan
Facebook y otras redes sociales estos días. ¿Por qué? Porque el ser humano es así, todos creemos que tenemos la verdad en
nuestros labios. Y sí, tenemos nuestra verdad, pero no la verdad universal,
porque ésta, como tal, no existe. Y tampoco hay un Manual de Vida, aunque
desgraciadamente todos los medios se empeñan en que sí tiene que haberlo. Por
eso todo son ataques bidireccionales, o más bien multidireccionales, ya que
existe más de un frente en esta batalla campal en la que por desgracia se ha
convertido el gusto por el cine. Y lo peor es que algo que debería ser un
placer se ha trasladado al terreno del ataque gratuito y personal. Lo hemos
llevado a una ladera de trascendencia. Nuestra vida no depende de lo que puedan
decirse un puñado de superhéroes en trajecitos de colores, con mayor o menor
sofisticación. Como tampoco puede depender de que nos tachen de borregos por
disfrutar del Capitán América que
Albert Pyun dirigió en 1990. Cada uno es libre de emplear su tiempo como
quiera, y no por ello deja de saber más o menos o deja de ser más persona que
otra.
Por eso, a las puertas de ver el
enfrentamiento mastodóntico de las dos bestias pardas de DC, quiero que quede
bien claro que yo, cuando entro a una sala de cine, es para disfrutar de lo que
me cuenten sumergiéndome en mi propia burbuja personal. Y creo que tengo el suficiente bagaje cinematográfico para
discernir por mi propia cuenta lo que puede ser malo o bueno, siempre desde mi
humilde punto de vista. Humilde soy yo y humilde debería ser toda la
critica oficial. Boyero no es una deidad. Ni Antonio Albert. Ni Jordi Costa. Ni
Mikel Zorrilla. Ni Alberto Abuín. Sólo son personas, personas que deberían
limitarse a emitir su opinión, no a querer condicionar al resto de la sociedad
de lo que ellos creen que es lo correcto. No niego que sepan de cinematografía
pero desde luego, con la excepción de Boyero en un 75% de las ocasiones, no
tienen la más mínima idea de cómo exponer sus planteamientos sin caer en el
mero resentimiento. Hay, señor Abuín, qué rabioso
te veo siempre que leo tus líneas...
Como colofón, quiero invitar a
todos aquellos usuarios de las redes sociales que dejen de actuar como seres
faltos de afecto destrozando películas y series a golpe de spoiler en los
diferentes grupos de aficionados. Seres de estos los hay a patadas... Y agotan.
Buen día.