Director: Griff Furst
Reparto: Stephanie Honoré, Christopher Lloyd, Robbie
Kay, Rachele Brooke Smith, Frank Whaley, Tommy Wiseau, Josh Stewart, Candy
Clark.
Reseña:
El incombustible Griff Furst,
director y actor, sigue sin dar su do de pecho a pesar de que aquí entrega uno
de sus mejores trabajos hasta la fecha. Si analizamos detenidamente la carrera
de este joven veremos que tras él hay una larga colección de títulos destinados
al mercado del vídeo y la TV por cable. Responsable de engendros para la Asylum como la deplorable y desternillante
Universal Soldiers o la aburrida I Am
Omega, también le debemos títulos como El
tiburón del pantano, Mandíbulas 3, Tiburón fantasma y Caimanes mutantes. Aparte, su trabajo como actor es también
bastante amplio, habiendo aparecido en películas como Focus o Terminator: Génesis.
Pero a lo que vamos, Cold Moon es, como decía, su cinta más
correcta y más para "todos los públicos", por decirlo de alguna
manera.
¿De qué trata? En la pequeña localidad de Babylon, Florida, una
joven es asaltada por un misterioso individuo encapuchado. Tras dar muerte a la
chica, el encapuchado lanza su cuerpo a
las negras aguas del río Estigia, casualmente el mismo lugar en el que sus
padres desaparecieron de su barco en la década anterior. El banquero del pueblo
y su acaudalado padre son los principales sospechosos del crimen...
La película adapta una novela de Michael
McDowell, guionista de Bitelchús y Pesadilla antes de Navidad y, la verdad,
se queda a medio camino de todo, pese a que lo que cuenta puede resultar más o
menos curioso. Cold Moon supone un entretenido pastiche de conceptos, géneros
y subgéneros, entremezclando el thriller campestre con el terror sobrenatural
y el drama familiar. El problema es que no termina de acertar del todo, ya que
el guión, principal punto de conflicto
del film, no tiene muy clara la dirección a seguir, lo que trae como
resultado una película inconexa, confusa y mejorable. Es más, cuesta seguir la
película debido a este farragoso guión,
el cual encierra fallos tan importantes como el hecho de que no sepamos qué
lugar ocupa más de un personaje hasta que el contador no alcanza más del minuto
cincuenta, o que no sepamos realmente de qué trata la historia hasta bien
tarde. A todo esto hay que añadir la dirección de Furst, salpicada de esos tics que caracterizan el cine que
hace, es decir, planos tan cerrados y breves que no te permiten vislumbrar
lo que ocurre alrededor de los personajes, secuencias que requieren acción
resueltas en dos segundos, etc.
No obstante, no todo es negativo,
ya que esa incertidumbre y falta de dirección del libreto puede incluso jugar a
favor de la película al contar con algún giro argumental que permite un
replanteamiento completo de lo visto anteriormente, dando ya a conocer cuáles
son las verdaderas intenciones de los mugrientos y pringosos espectros. Por
ende, reivindico la idea que intenta transmitir la película acerca de la locura
y pérdida del control de la situación de uno de los personajes principales.
Sin duda, lo mejor de Cold Moon, ya que empieza de una forma
bastante potente, y las breves apariciones del asaltante encapuchado resultan francamente
turbadoras. Aparte, los escenarios rurales en los que se desarrolla la historia
resultan sobrecogedores y junto con la soberbia ambientación son, con
diferencia, lo mejor de la película. De acuerdo que el espectador tiene cierta
sensación de desasosiego transmitido por la abuela y hermano de la joven
asesinada, pero no es suficiente para que el visionado de la cinta suponga una
experiencia realmente satisfactoria.
No se merece una mención especial
ninguna de las actuaciones, salvo quizás las de Frank Whaley y Josh Stewart,
correctos y entregados a su labor, pero poco más. La presencia de Christopher
Lloyd es meramente anecdótica y supone un toque cómico de naturaleza
involuntaria. Además hay que añadir ciertos momentos con altas cotas de delirio
que invitan a la carcajada. Si esto es bueno o malo, ya depende del estado de
ánimo en el que se encuentre el espectador.
En resumidas cuentas, Cold Moon es un ejercicio de suspense y
terror que se ve con agrado, aunque no supone ni una reinvención de ninguno de
los dos géneros ni tampoco va a perdurar en el recuerdo salvo por tratarse de
lo mejor que ha hecho su director en toda su carrera.
Nota: 5/10