martes, 19 de abril de 2016

El eterno problema de las redes sociales y la intransigencia del ser humano




En vista de lo ocurrido en las redes sociales estos últimos días, he llegado a una conclusión: el ser humano no tiene remedio y, salvo excepciones, que las hay, es incapaz de socializar sin terminar atacando a sus semejantes. Al final cualquier punto de reunión, ya sea un trabajo, un gimnasio, un bar, el transporte, todo, acaba trayendo desgracias consigo. Precisamente por eso, porque los seres humanos llevan en su impronta ese instinto para destruirse entre ellos.  Lo vemos todos los días gracias a nuestros políticos. ¿Se molestan en preocuparse un poco por el ciudadano o simplemente se limitan a tirarse piedras y dardos envenenados unos a otros? Pues con las redes sociales y los grupos dedicados al cine que en ellas podemos encontrar pasa exactamente lo mismo. 


El cine siempre ha sido un punto de conflicto entre personas. Y la pena es que yo, al igual que muchos otros aficionados a ese placer que es el séptimo arte, llevo años y años tragando basura. Ya en mis tiempos de universidad recuerdo como el mero hecho de discrepar de la mayoría era un motivo para que fueses atacado de manera inmisericorde por un puñado de individuos pseudointelectualoides que se creían los amos del Universo y los poseedores de la verdad absoluta. ¿Qué verdad absoluta va a tener un simple estudiante? Evidentemente, ninguna, porque está en pleno desarrollo de sus conocimientos, al igual que el resto de personas de este planeta. Porque la verdad absoluta no existe, señores. Y, volviendo al mundo académico, doy fe de que el "garrulismo universitario" se ha incrementado de sobre manera en los últimos diez años, aún siendo ya bastante alto en el tiempo en el que cursé mi licenciatura. Pero vamos, que ignorantes los hay por todas partes y en todas las épocas, dan igual los años que corran. Desmarcarse del resto siempre ha sido un problema, en todos los campos, y por desgracia en materia de aficiones, esa ley también se cumple. ¿Vas a tener que justificarte ante los demás por disfrutar de películas desprejuiciadas como Blade, toda la parafernalia derechista de Chuck Norris, el cine de Van Damme, las comedias descerebradas tipo American Pie o Porky's, el cine de terror sanguinolento o la ciencia-ficción en todas sus vertientes? Es lo que yo he hecho siempre de forma errónea. Supongo que a muchos otros les habrá ocurrido algo similar y, sinceramente, hay que poner fin a esta situación. ¿La solución? Pasar de los demás y de sus comentarios, ya sea en una conversación cara a cara o tras un teclado en las redes sociales. Y depende de qué redes, ya que hay algunas en las que es mucho más fácil el acceso de las autoridades y en las que uno ha de contenerse mucho más en lo que dice. Es la única solución, de verdad. En este sentido, guardo un recuerdo de hace décadas en el que cierta persona se me tiró al cuello por cometer la osadía de decir que me gustaba la película Aullidos, de Joe Dante. "¿Cómo te puede gustar Aullidos?, vaya título, Aullidos, yo veo Aullidos en el video-club y no voy a cogerla... Aullidos". Semejante retahíla de palabras en tono de mofa no evidencian más que una repugnante y despreciable ignorancia pueril y atrevida. Despreciar de semejante manera una de las obras cumbre del cine dedicado a la licantropía significa, simplemente, que la persona que vomitó semejantes palabras adolecía de un serio problema de ombliguismo e intransigencia, además de una notable falta de formación cinematográfica. Y es ahí donde quiero llegar precisamente, a la ignorancia pura y dura, uno de los mayores problemas de la Humanidad. Como todos sabemos, o deberíamos saber, la ignorancia es la falta de formación o conocimientos, así como el hecho de ignorar o desconocer algo. Así mismo, un ignorante es aquel que desconoce o ignora cierta cosa, o el que carece de instrucción o conocimientos. Ser ignorante no es malo. Yo mismo soy ignorante de muchas cosas, porque mi formación (no sé si por fortuna o por desgracia) ha ido encaminada al mundo de la ciencia y, en cuanto a conceptos básicos se refiere, creo que tengo unas nociones suficientes como para no ser considerado ignorante en ese ámbito. Tampoco soy ignorante en cuanto a cine, ya que el hecho de llevar desde antes de los doce años consumiendo séptimo arte me separa bastante de ello. Y, a todo esto, ¿qué es el cine? Podemos encontrar su definición en Wikipedia o en cualquier diccionario de consulta (y seguramente mucho más fiable). Cito, textualmente: El cine (abreviatura de cinematógrafo o cinematografía) es la técnica y arte de proyectar fotogramas de forma rápida y sucesiva para crear la impresión de movimiento, mostrando algún video (o de película, o film, o filme). La palabra «cine» designa también a las salas de cine o salas de proyecciones en las cuales se proyectan las películas. ¿A que no es complicado? Si nos ajustamos a esta definición, cine es El Padrino, American History X, Lo que el viento se llevó, Apocalypse Now, Ciudadano Kane, Psicosis, Los pájaros, Melancolía, Mullholland Drive, Los intocables, American Pie, Alone in the Dark, 2001, El planeta de los simios, La vida es bella, El árbol de la vida, Terror en Amityville, House of the dead, Maniac, Suspiria, El guerrero americano, Desaparecido en combate... y un larguísimo etc. de ejemplos que vienen a decir que en ningún momento en la definición de cine entra el término "calidad", término que se emplea igual de mal que cine. La calidad es el conjunto de propiedades inherentes a una cosa que permite caracterizarla y valorarla con respecto a las restantes de su especie, y que yo sepa, en ningún momento se lee algo similar en la definición de cine. Eso deberían aprender aquellos que señalan a los demás diciendo eso de "yo sé más de cine que tú", "tú no tienes ni puta idea de cine" y un larguísimo etc. de combinaciones nacidas de las intransigentes mentes de los habitantes de este planeta en vías de extinción. Todo esto ha sido el pan de cada día durante los últimos 25 años de mi vida, y ya gasto 33 en el momento de escribir estas líneas. Pues bien, me reafirmo en que el problema principal del ser humano y sus malditas redes sociales es, cómo no, la ignorancia, además de la mala educación y las ansias de putear al prójimo.

Y es en esos malditos grupos de las redes, y en concreto de ese pozo de mierda que es Facebook, donde se van a reunir la mayor parte de los seres destinados a hacer el mal en cuanto a materia cinematográfica se refiere. Y debido a esto muchas veces se han de aguantar improperios e insultos cuando uno comete el desliz de discrepar de otro. Aquí entra en juego un número bastante cuantioso de grupos en los que sus participantes no es que sepan poco de cine, es que directamente no tienen ni puñetera idea. Esto no sería problema si cada uno de esos miembros mostrasen algo de humildad pero por desgracia esto no es así. Además, la mayoría de estos grupos van destinados al cine de género, incluyendo terror, ciencia-ficción y similares y, pese a ser los géneros más atractivos para el fan, también son los que más atraen a garrulos e indeseables. Esto es un hecho contrastado y no hace falta que de pruebas aquí puesto que puede comprobarse de una forma tan fácil como es entrando en cualquiera de esos grupos. Esto me lleva a cuestionar las acciones de los moderadores en estos grupos. Antiguamente, la forma que los internautas tenían de interaccionar era a través de los foros, aquellos bonitos foros en los que cualquier salida de tono era cortada de raíz. Es aquí, en este punto, donde deberíamos reivindicar la figura de dicho moderador y sus competencias. La gente, por desgracia, ha de estar controlada en cualquier ámbito, y en el caso de las redes sociales, el moderador debe actuar reprimiendo cualquier atisbo de falta de respeto o muestra de ignorancia atrevida. Sí, es así. Al igual que en estos grupos cualquier participante que tuviese muestras reiteradas de no tener ni idea de lo que esté hablando sea expulsado de forma tajante. Para no volver.

Por otro lado, se encuentra otro problema serio: la negatividad. En este sentido, triunfan infinidad de blogs y webs en la que prima, por encima de todo, la necesidad imperiosa de ofender y transmitir esa asquerosa sensación de negatividad. Digo yo que, si el cine es tan malo, ¿para qué demonios se insiste en él? Tal vez, sólo tal vez, si se tuviese una mente más positiva en cuanto al séptimo arte y uno se preocupase de los problemas realmente importantes de la vida no tendríamos que soportar párrafos y párrafos de despotriques y muestras de frustración que no llevan más que a esa sensación arraigada de crispación.

Este artículo es pesimista al máximo, soy consciente de ello, pero no puedo inclinarme hacia otra postura al ver lo que veo en las redes todos los días. Gente que se insulta por tonterías, gente que intenta aprovecharse de los demás a golpe de estafa, individuos que difaman y alardean de la enorme cantidad de ficheros que alojan en sus discos duros, personajes de dudosa salud mental que insultan a todos aquellos que no compartan su opinión o amenaza por el mero hecho de discrepar no me lleva a albergar precisamente esperanzas en la Humanidad.

Y con Facebook la mayoría de experiencias son así, a no ser que te encuentres con el grupo adecuado y encuentres a gente que realmente merezca la pena.

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